con permiso soy el tango, quiero plantear un nuevo tema, no de discusión sino meramente nostálgico, algo que vaya al hueso, al tuetano mesmo del provinciano argentino que un día tuvo que aletear fuera del pago para avecindarse en otra tierra.
Acá hay que contar que echas de menos de tu pueblito, de tu barrio, de tus amigos, de los tallarines, de las pizzas, en fín de lo que sea que te hace un nudo en la garganta cuando se te cruza por la memoria.
Yo soy de Mendoza señores, nacido en Tunuyán a 80 y pico de km al sur de la capital, de ahí extraño la casa de mi tia Ninel y de mi tio Nicolás, un caserón grandote frente y fresquito pal verano en donde se puede oler el fresco aroma de los manzanos circundantes.
De mi Mendoza adoptiva (porque soy tunuyanino, a ver decílo rapidito y fijáte si no se te traba la lengua) echo de menos mi barrio (jardín aeroparque) con la canchita de tierra a la vuelta de la esquina, con los columpios en donde me iba a robarle besos a la Patricia, con los negocios en donde ibamos a comprar y yo no entraba porque me daban miedo las arañas de patas largas colgadas del techo, con mi escuelita Basilia Velasco de Roberts, con el pan con queso y batata que nos daban a la merienda, con los helados en bolsa de mi tia Chicha, con los besos de la Patricia (bah eso ya lo dije pero es que se repiten mucho)...con Mario el diariero que pasaba y nos prestaba el diario Los Andes (no había plata pa comprarlo)...ufff, podría estar todo el día, ahhhh!! y las tortitas raspadas con el yerbiado que tomabamos a la merienda ...solo un mendocino (y si hay alguno que salte) sabe de que hablo.
Vamos hermanos a contar que se echa de menos del pago