Tengo mis reservas en cuanto a lo de la tolerancia cero.
Creo que debe haber herramientas legales como para que quien cometa un crimen pueda ser rápida y debidamente apresado, juzgado y condenado, y que esta condena tenga una proporcionalidad con la gravedad del delito. Para eso se eligen los representantes que hacen las leyes, y las organizaciones que se encargan de hacerlas cumplir. Y cuando este sistema funciona, independientemente de la administración que gobierna, y continúa corrigiéndose en el tiempo, gana la confianza de la sociedad que lo adopta.
Claro que para eso debe existir la voluntad de parte de estos representantes de someterse también a la ley, y lo mismo para los que deban interpretarla y hacerla cumplir. Para esto es necesario un proceso de maduración que empieza desde la enseñanza en el hogar, pasando por la escuela y siguiendo por las instituciones de toda la sociedad, llámese esta gobierno, fuerzas armadas, iglesia, sindicato, club o vecinal. También las empresas privadas y públicas. Una sociedad que quiera vivir y desarrollarse como tal no puede hacerlo sin un marco de respeto por la ley. Es más, toda sociedad debería sentirse orgullosa de estar organizada bajo el amparo de la ley.
Opino que el decreto ley debe ser la excepción y no la regla, y si el ejecutivo quisiera hacer uso de él, debería tener que responder ante el parlamento y justificar su intención, sometiéndose eventualmente a una votación y/o a una decisión de la Corte.
Soy más favorable a la prevención del delito que a la represión, y creo que la mejor prevención se realiza con la educación y fundamentalmente con el ejemplo. No se puede pretender que se respete la ley si los primeros en infringirla son funcionarios y magistrados.
Con el tema de los jóvenes delincuentes, ya hay países que empezaron a cambiar su legislación como para cubrir este hueco legal, sobre todo cuando se trata de delitos graves que afectan la integridad de las personas. Si la sociedad tiene que atenerse a determinadas reglas de convivencia, los jóvenes que maduran en ella tienen que comprender que no se les va a permitir cualquier cosa con el pretexto de la edad. Se considerará el tipo de pena que se le adjudique, teniendo en cuenta la posibilidad darle oportunidades una vez cumplida la condena, pero no facilitándole evadirla.
Lo de la pena de muerte sigue siendo para mí un dilema, personalmente no creo que sirva de ejemplo de nada, ni reduzca la criminalidad. Por otra parte me parece injusto que alguien que no tiene el más mínimo respeto por otro ser humano tenga que ser mantenido a costa del erario y encima con la posibilidad de ser una mala influencia en otros prisioneros con chances de rehabilitarse.
Lo que sí debe replantearse es el estado del servicio penitenciario en nuestro país, porque no se puede rehabilitar hacinando reclusos como ganado. No digo que se los tenga en hoteles, pero al menos en condiciones humanamente dignas. Pero bueno, ahí volvemos al punto de las partidas presupuestarias.
Es un tema complejo, y de nuevo caemos sobre la responsabilidad de los políticos (nuestros representantes). Somos todos responsables en la medida que conformamos la sociedad, por eso es necesario que los que respetamos la ley, sepamos exigir que los demás también la respeten. Eso empieza por casa, y acá lo llaman coraje cívico, en Argentina lo llamamos botonería.
Saludos
Inodoro (Luis)